A la hora de enfrentarse al Trabajo de Fin de Grado (TFG), una de las preguntas más habituales es: ¿Cuántas páginas debe tener un TFG? La respuesta a esta pregunta no es tan sencilla como parece, ya que depende de múltiples factores.
¿Existe una regla fija sobre el número de páginas?

La primera conclusión que hay que tener es que no existe una regla universal. Cada universidad, e incluso cada departamento dentro de la misma institución, puede tener sus propias directrices en cuanto a la extensión del TFG. Por ello, es fundamental que los estudiantes consulten las normas específicas que se aplican en tu centro o que te pongas en contacto con una empresa experta para encargar TFG y asegurar que se cumplen todos los requisitos. Sin embargo, se pueden extraer algunas recomendaciones generales basadas en la práctica habitual:
- Rango general: muchos TFG se sitúan entre las 40 y 80 páginas. Este rango incluye la parte principal del trabajo, excluyendo anexos y bibliografía.
- Factores de formato: el número de páginas puede variar según el tipo de letra, el tamaño, el interlineado y los márgenes establecidos en las pautas de cada facultad. Por ejemplo, un documento con letra 12 y un interlineado de 1.5 puede tener una extensión diferente que uno con letra 11 y un interlineado sencillo.
Factores que influyen en la extensión del TFG
Disciplina académica
Cada área de estudio tiene sus propias características y necesidades en cuanto a profundidad y detalle:
- Ciencias sociales y humanidades: suele requerirse un análisis teórico más amplio y una discusión profunda, lo que puede llevar a una mayor extensión.
- Ciencias exactas y experimentales: en muchos casos, estos TFG incluyen una parte metodológica y de experimentación que puede resumirse en tablas, gráficos y resultados numéricos, lo que puede traducirse en un menor número de páginas sin comprometer la calidad del contenido.
Tipo de investigación
El enfoque metodológico y el tipo de investigación (teórica, empírica, experimental, bibliográfica, etc.) también determinan la extensión del trabajo:
- Investigación empírica: puede requerir una explicación detallada de la metodología, la recopilación de datos, el análisis y la discusión de los resultados, lo que puede aumentar el número de páginas.
- Investigación bibliográfica o teórica: generalmente se centra en el análisis y la discusión de la literatura existente, pudiendo ser más compacto en términos de extensión.
Estructura del trabajo
Un TFG se compone, en términos generales, de varias secciones que deben incluir:
- Introducción: presenta el tema, la justificación, los objetivos y la metodología.
- Marco teórico: donde se revisa la literatura y se enmarca el tema en el contexto académico.
- Metodología: explicación detallada de las técnicas y herramientas empleadas en la investigación.
- Resultados: presentación y análisis de los hallazgos.
- Discusión y conclusiones: interpretación de los resultados y respuesta a las hipótesis u objetivos planteados.
- Referencias y anexos: listado de fuentes y materiales complementarios.
Cada una de estas secciones tiene una extensión variable, y su distribución dependerá del enfoque y la naturaleza del trabajo. Es fundamental que el contenido sea coherente y que cada parte tenga el espacio suficiente para desarrollarse adecuadamente.
Recomendaciones basadas en experiencias reales
Calidad versus cantidad
Un aspecto crucial es que la calidad del contenido siempre es más importante que el número de páginas. Un TFG bien estructurado, con argumentos sólidos y una presentación coherente, puede ser más valorado que uno extenso pero redundante. Algunos puntos a considerar son:
- Claridad y coherencia: cada sección debe aportar información relevante y conectar de manera lógica con el resto del trabajo.
- Profundidad en el análisis: en lugar de extenderse innecesariamente, es preferible profundizar en los aspectos clave del tema investigado.
- Uso adecuado de anexos: los datos complementarios, como gráficos, tablas o cuestionarios, pueden incluirse en anexos para no sobrecargar el cuerpo principal del TFG.
El papel del tutor académico
El tutor o director del TFG juega un papel esencial en la orientación respecto a la extensión y el contenido del trabajo. Durante las primeras fases de la elaboración, es recomendable:
- Reunirse periódicamente con el tutor: para recibir retroalimentación y asegurarse de que el trabajo cumple con las expectativas académicas.
- Ajustar la extensión según recomendaciones: en ocasiones, el tutor puede sugerir acortar o ampliar ciertas secciones para mejorar la cohesión y la calidad del trabajo.
Consejos para alcanzar la extensión recomendada
Planificación y organización

Antes de comenzar a escribir, es fundamental elaborar un esquema que contemple todas las secciones del TFG. Una buena planificación ayudará a distribuir el contenido de manera equilibrada y a evitar redundancias. Algunas técnicas útiles son:
- Mapa mental o esquema: organiza las ideas principales y secundarias que se desarrollarán en cada sección.
- Calendario de trabajo: establece plazos para la redacción de cada apartado y respétalos para evitar prisas de último minuto.
Investigación exhaustiva
Una investigación sólida es la base para un TFG de calidad. Dedicar tiempo a revisar fuentes académicas, libros y artículos científicos aportará contenido de valor y permitirá alcanzar la extensión de manera natural. Recuerda:
- Utilizar fuentes actualizadas y relevantes: esto no solo enriquece el contenido, sino que también refuerza la credibilidad del trabajo.
- Citar adecuadamente: asegúrate de seguir el estilo de citación recomendado por tu universidad para evitar problemas de plagio.
Redacción clara y precisa
La forma en la que se redacta el TFG es tan importante como la cantidad de páginas:
- Evita el relleno innecesario: cada párrafo debe aportar información útil y relevante.
- Utiliza conectores lógicos: facilitan la lectura y ayudan a mantener la cohesión entre secciones.
- Revisión y corrección: dedica tiempo a la corrección ortográfica y gramatical, y solicita la opinión de compañeros o expertos en la materia.
Uso de herramientas tecnológicas
Existen diversas herramientas que pueden ayudar en la redacción y organización del TFG, tales como:
- Software de gestión bibliográfica: programas como Mendeley o Zotero facilitan la gestión y citación de fuentes.
- Procesadores de texto: asegúrate de dominar el uso de estilos, encabezados y tablas de contenido automáticas para darle una presentación profesional al documento.
La extensión ideal de un TFG varía y depende de múltiples factores, entre ellos la disciplina, el tipo de investigación, la estructura del trabajo y las normativas de la universidad. Si bien es común encontrar trabajos que oscilan entre las 40 y las 80 páginas, lo más importante es que el contenido sea claro, coherente y esté bien fundamentado. Siempre es recomendable consultar las directrices de tu facultad y, en caso de duda, acudir a tu tutor académico para recibir orientación personalizada.
Recordemos que la calidad del contenido debe primar sobre la cantidad. Un TFG conciso y bien argumentado será siempre más valioso que uno extenso y redundante. Además, la planificación, la investigación rigurosa y el uso de herramientas de apoyo son claves para elaborar un trabajo que cumpla con las expectativas académicas y se destaque por su rigor y originalidad.
En definitiva, no te obsesiones con el número exacto de páginas, sino con la calidad y el impacto de tu trabajo. ¡Mucho éxito en tu TFG!
